(No One Never Enters)

4/10/07

FRANKFURT

Recién he llegado al puerto de salida hacia Moscú. Me restan aún poco más de tres horas para completar el transborde y llegar a la capital vikinga, por lo que aprovecho el tiempo para describirles algunas experiencias hasta ahora:
El vuelo desde México fue largo, pero no tan pesado como el hecho a Madrid hace dos añitos (y eso que dormí varias horas más en aquel), creo yo debido a la interesantísima y variopinta sociedad que poblaba el avión donde viajé... describo:

Entré al avión y una linda asistente de vuelo germana me indicó como llegar a mi asiento... caminé y caminé hasta llegar a la parte posterior del avión, donde me di cuenta que la había “cagado” cabalmente y, como la gente estaba entrando a granel, me apeno tener que abrirme paso en contraflujo, así que esperé no menos de 15 minutos a que el pasillo se despejara y pude llegar al fin a mi lugar donde, oh sorpresa, me encontré, primero, a lo que me pareció una chica latina, pero que al no hablar español me hizo pensar después en turquía u otro país de oriente medio (chicas amables donde las haya) y al sujeto a quien me referiré como “El troglodita” porque... ES UN TROGLODITA. Cuando al fin di con mi lugar el “cabrón” ya estaba en profundo sueño (o por la forma en que tenía abierta la boca y la posición desgarbada, eso me pareció) y no despertó sino en 2 ocasiones... la cena y el desayuno, los cuales devoró en aproximadamente la mitad de tiempo en que yo lo hice (los que me conocen, saben de lo que hablo) después de lo cuál regresaba inmediatamente a dormir; en contraste, la No-latina ingirió a duras penas una austera cena vegetariana y rechazó el aún más austero desayuno.

En la zona conurbada, por otro lado, se encontraban los siguientes y no menos protagónicos personajes:

- Cecilia Suarez al frente, una linda mexicana parecida a la atriz mencionada;
- Rarotonga a la izquierda, la esposa de rasgos negroides de Franz, el alemán bigotón cincuentero de los chistes mexicanos;
- Abraxas a la izquierda, la pequeña y lindísima mestiza hija del alemán y Rarotonga;
- Jimmy Carter detrás, una alemana idéntica al ex presidente estadounidense del mismo nombre (si a este le hubiesen puesto una peluca de Warhol),quien no dejó de patear y empujar mi asiento a lo largo del viaje.
- La Nazi... digo... Nasty, yendo y viniendo; una asistente de viaje terriblemente amable y con esa cara de (honrando aquí al fino de Rodrigo) “Sucia”, que no podía con ella; y...
- Venus in glasses, otra asistente de vuelo.

Aterrizamos a Frankfurt alrededor de las 14:00 y tras algunos impersonales, pero amables, Aufwiedersehen de los asistentes de vuelo tomé el bus al complejo aereoportuario, busqué las indicaciones de mi compuerta de salida y... ¿alguien recuerda los escenarios de Quake 2?... pues así, caminé y caminé por pasillos solitarios, llevándome al fin a la compuerta A56, donde me encuentro con apenas 5 personas esperando; una de ellas es rubia alta y preciosa, con todas las caracterísitcas de una modelo, entretenida en un cuaderno de notas donde estará afanosamente dejando registro de sólo su Dios ortodoxo (o maquinaciones comunistas) sabe qué, hasta que un par de barbudos se acercaron a ella, uno de ellos con hábito (¿reverendo?) y dijeron alguna cosa medio seria a la chica, el de los hábitos pidiéndole acompañarlo a donde mi precario ruso no me permitió comprender. Totalmente surreal.

Por cierto, y es cosa que corroborraré después, el abordaje al vuelo 499 (México – Frankfurt) fue un símil con “Caché” (por el lugar y las condiciones, nada más) de la misma actividad en cualquier metro de la ciudad de México en hora pico; y mucho alemán se veía sacadísimo de onda por la flagrante desorganización.
Me voy, porque me urge ir al baño.

Agur

Nota: Te odio Rodrigo, la antena de esta máquina tiene peor recepción que una antena plástica de un celular motorola, dentro del metro “Auditorio” durante una tormenta solar (sin contar el pelo de tu barba que no deja de hacerse presente entre las teclas). Recién he llegado al puerto de salida hacia Moscú. Me restan aún poco más de tres horas para completar el transborde y llegar a la capital vikinga, por lo que aprovecho el tiempo para describirles algunas experiencias hasta ahora:
El vuelo desde México fue largo, pero no tan pesado como el hecho a Madrid hace dos añitos (y eso que dormí varias horas más en aquel), creo yo debido a la interesantísima y variopinta sociedad que poblaba el avión donde viajé... describo:
Entré al avión y una linda asistente de vuelo germana me indicó como llegar a mi asiento... caminé y caminé hasta llegar a la parte posterior del avión, donde me di cuenta que la había “cagado” cabalmente y, como la gente estaba entrando a granel, me apeno tener que abrirme paso en contraflujo, así que esperé no menos de 15 minutos a que el pasillo se despejara y pude llegar al fin a mi lugar donde, oh sorpresa, me encontré, primero, a lo que me pareció una chica latina, pero que al no hablar español me hizo pensar después en turquía u otro país de oriente medio (chicas amables donde las haya) y al sujeto a quien me referiré como “El troglodita” porque... ES UN TROGLODITA. Cuando al fin di con mi lugar el “cabrón” ya estaba en profundo sueño (o por la forma en que tenía abierta la boca y la posición desgarbada, eso me pareció) y no despertó sino en 2 ocasiones... la cena y el desayuno, los cuales devoró en aproximadamente la mitad de tiempo en que yo lo hice (los que me conocen, saben de lo que hablo) después de lo cuál regresaba inmediatamente a dormir; en contraste, la No-latina ingirió a duras penas una austera cena vegetariana y rechazó el aún más austero desayuno.
En la zona conurbada, por otro lado, se encontraban los siguientes y no menos protagónicos personajes:
- Cecilia Suarez al frente, una linda mexicana parecida a la atriz mencionada; - Rarotonga a la izquierda, la esposa de rasgos negroides de Franz, el alemán bigotón cincuentero de los chistes mexicanos; - Abraxas a la izquierda, la pequeña y lindísima mestiza hija del alemán y Rarotonga; - Jimmy Carter detrás, una alemana idéntica al ex presidente estadounidense del mismo nombre (si a este le hubiesen puesto una peluca de Warhol),quien no dejó de patear y empujar mi asiento a lo largo del viaje. - La Nazi... digo... Nasty, yendo y viniendo; una asistente de viaje terriblemente amable y con esa cara de (honrando aquí al fino de Rodrigo) “Sucia”, que no podía con ella; y... - Venus in glasses, otra asistente de vuelo.
Aterrizamos a Frankfurt alrededor de las 14:00 y tras algunos impersonales, pero amables, Aufwiedersehen de los asistentes de vuelo tomé el bus al complejo aereoportuario, busqué las indicaciones de mi compuerta de salida y... ¿alguien recuerda los escenarios de Quake 2?... pues así, caminé y caminé por pasillos solitarios, llevándome al fin a la compuerta A56, donde me encuentro con apenas 5 personas esperando; una de ellas es rubia alta y preciosa, con todas las caracterísitcas de una modelo, entretenida en un cuaderno de notas donde estará afanosamente dejando registro de sólo su Dios ortodoxo (o maquinaciones comunistas) sabe qué, hasta que un par de barbudos se acercaron a ella, uno de ellos con hábito (¿reverendo?) y dijeron alguna cosa medio seria a la chica, el de los hábitos pidiéndole acompañarlo a donde mi precario ruso no me permitió comprender. Totalmente surreal.
Por cierto, y es cosa que corroborraré después, el abordaje al vuelo 499 (México – Frankfurt) fue un símil con “Caché” (por el lugar y las condiciones, nada más) de la misma actividad en cualquier metro de la ciudad de México en hora pico; y mucho alemán se veía sacadísimo de onda por la flagrante desorganización.
Me voy, porque me urge ir al baño.
Agur
Nota: Te odio Rodrigo, la antena de esta máquina tiene peor recepción que una antena plástica de un celular motorola, dentro del metro “Auditorio” durante una tormenta solar (sin contar el pelo de tu barba que no deja de hacerse presente entre las teclas).

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