Después de muchos años de soportar con verdadero estoicismo patadas, pisadas, empujones, hambre y malos cuidados, murio finalmente Patricia, la tortuga "japonesa" que vivía con nosotros.
La noticia no hubiera pasado de ser triste, pero como buenos mexicanos un par de miembros de mi familia comenzaron a justificarse por su muerte. No se cuanto tiempo vivan estos animales, pero llevaba 16 años con nosotros y en sus últimos dias deambulaba lastimosamente por la casa y se dormía donde quiera que el sueño le llegara. Presumo que murió de una enfermedad... de las cuales ya había sobrevivido varias.
Descansa en paz, Patricia.
Me gustaría pensar que si hay vida después de la muerte vivirás una eterna felicidad y no la vida de privaciones que esta familia te pudo ofrecer.
(No One Never Enters)
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4 comments:
N'ombre, chale que mala onda lo de Patricia, esa tortuga era bien chévere, en fin descanse en paz.
Aclaro que nunca le tuve miedo, es más, después de ver como describes su terrible vida bien puede llevar el título de heroína por aguantar 16 años.
Si.
16 años que nos alegró con su pintoresca presencia... a quienes la pudimos ver (era un poco tímida)
16 años? que triste , que mal, no cualquiera puede ver morir a una tortuga,,,que viven como cientos de años igual que los pericos.
Mayo.
Efectivamente tengo ese sentimiento agridulce que deja el ver morir a alguien menos mortal que uno.
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